Para el año 2050 se espera que el planeta alcance una población de 9.000 millones de seres humanos, por lo que enfrenta un gran reto: tendrá que aprender a alimentar tal cantidad de personas, prácticamente con la misma extensión de tierras cultivables.
Los cultivos transgénicos (Organismos Genéticamente Modificados) son una de las esperanzas de los científicos, los cuales dicen que “hasta ahora solo hemos visto pequeñas modificaciones en algunas semillas, pero se espera que a mediano plazo podrían surgir cultivos tolerantes a tierras hostiles y más eficaces”. Informo El Espectador.
A pesar de todos los posibles beneficios que pueden traer los cultivos transgénicos el Gobierno Nacional parece entender que la salvación de la profunda crisis que atraviesa el sector agropecuario se hace introduciendo en forma masiva alimentos transgénicos como el maíz y el algodón. Ambos se han producido en otros países con diferentes condiciones ecológicas y climáticas a las de Colombia, ello genera riesgos e impactos ambientales, socioeconómicos y en la salud. En el caso del algodón (Bt), se liberó su cultivo en 2002 en la región del Caribe, sin que se hubieran realizado las investigaciones científicas adecuadas.
Para que una plantación de transgénicos sea rentable, ésta debe abarcar un gran terreno, que se ocupa con un monocultivo y en manos de una única persona o empresa. Cuando antes, en la mayoría de los casos era utilizado para el cultivo de varias especies por muchos agricultores.
Aquí surgen nuevos problemas ya que, en primer lugar se tiene el paso de un cultivo diverso a un monocultivo, lo cual causa degradación de la tierra, resistencia a los herbicidas, desaparición de insectos beneficiosos, como los polinizadores, entre otros efectos perjudiciales para el ambiente.
Otro inconveniente que también surge como consecuencia directa es el hecho de que muchos pequeños y medianos productores quedan arruinados y endeudados porque se crea una gran dependencia de insumos, semillas transgénicas, herbicidas y carísimas maquinarias de siembra directa o porque arrendaron sus tierras a precios bajos.
También se debe tener en cuenta que algunas especies modificadas genéticamente son contagiosas y pueden infectar a las especies no transgénicas de los campos vecinos. Otro aspecto que no se puede obviar es que muchas veces, para ampliar el terreno cultivable se desmontan grandes extensiones de tierra o incluso se talan bosques enteros, con todos los perjuicios ambientales que esto trae consigo. Según Ecoportal.net .
Por Santiago Castro V.