Inicio

martes, 11 de junio de 2013

EDISON, EL HOMBRE QUE MURIÓ ATACADO POR ABEJAS

Locutor y bombero voluntario de Sonsón, este hombre murió en un acto heroico. Las abejas africanizadas han cobrado cerca de un centenar de vidas en Colombia. 



Tres bomberos intentaban controlar un enjambre de abejas africanizadas en la cúpula de la Catedral de Sonsón. Mientras tanto Edison Torres, también bombero, los guiaba desde abajo aunque no tenía la vestimenta adecuada pues minutos atrás estaba en la emisora Capiro Estéreo que funciona en la misma parroquia, atendiendo su otro oficio, la locución. Las abejas, acentuando su comportamiento defensivo, atacaron. La situación se salió de control. 

Los cuatro hombres respondían el llamado del párroco preocupado por el crecimiento del panal que llevaba un par de meses en el techo de la iglesia y ya era una amenaza para la comunidad. Las abejas africanizadas son las más peligrosas del mundo, un híbrido entre abejas domésticas y africanas, que se caracterizan por atacar en cantidad y aprovechar su velocidad para seguir a sus víctimas incluso por un kilómetro. Además, la maniobra de control se realizó en una mala hora, hacia el final de la tarde, momento del día en que todos los soldados están en la colmena. 

Estas abejas se reproducen a un ritmo escandaloso: una colonia procrea cada tres o cuatro meses y de cada ciclo sobreviven hasta tres enjambres, que a su vez pueden llegar a superar los 40 mil individuos –más grandes que los de las abejas europeas o domésticas-. Además responden (en grupo) a una amenaza en 3 segundos y atacan persistentemente, 500 picaduras tienen suficiente veneno para matar a un adulto. 

Aunque hay pocas estadísticas, según cifras del Ministerio de Salud y Protección Social, hasta el 2009 en Colombia habían muerto alrededor de 100 personas por picaduras de estos insectos. 

Edison socorrió a sus compañeros desorientados por la agresión. La situación era tan desesperante que Julián Díaz estuvo a punto de lanzarse al vacío y Edison lo atrapó en el aire. Según un estudio de la Universidad de Arizona “siete de cada diez muertes relacionadas con ataques de abejas (sin contar los incidentes de alergia) se deben a que las personas entran en pánico y literalmente causan su propia muerte, cayéndose en barrancos, arrojándose en frente de carros o ahogándose”. 

Faltando diez minutos para las siete de la noche ingresaron al hospital San Juan de Dios, según consta en el registro de urgencias. Los tres socorristas estaban bien pero tenían dolor por las picaduras y sentían calor en su cuerpo. “Edison llegó consciente y al momento de tomársele la presión se encontró que la tenía muy bajita y empezó a vomitar sangre, aun así pidió que atendieran primero a sus compañeros”, así lo cuenta Luisa Vásquez, médica rural. 

Óscar Mauricio Gutiérrez, Julián Andrés Díaz y John Alexander Torres, hermano de Edison, fueron dados de alta en la madrugada del jueves, un día después del ataque. La suerte de Edison fue diferente. Después de permanecer una hora en el hospital fue enviado, el pasado 6 de junio, a un centro asistencial de mayor nivel en el municipio de La Ceja, donde murió en el camino víctima de las toxinas del veneno que doblegaron su cuerpo. 

Otro caso similar sucedió el 11 de enero de 2013 en el barrio San Javier de Medellín. Alonso Correa, un hombre de 68 años de edad, fue atacado por un enjambre de abejas africanizadas que le cubrieron la cabeza causando que cayera al piso sin sentido. Un mes después Correa murió el Hospital Manuel Uribe Ángel de Envigado por complicaciones acarreadas tras las picaduras. 

Edison murió a casusa de un shock anafiláctico, reacción violenta y peligrosa que ocurre cuando el cuerpo no puede contrarrestar el veneno de las abejas. El comandante del cuerpo de bomberos de Sonsón, José Sánchez, lamentó su muerte y destacó su vocación por el servicio público, pues Edison –de 32 años y casado- no solo fue voluntario de bomberos durante diez años sino que también trabajó en la emisora comunitaria del municipio. Elmer Flórez, secretario de la parroquia, lo define como “un héroe que salvó tres vidas”.


Por: Santiago Castro, Carolina Saldarriaga y Jaime Flórez 
Para De La Urbe