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sábado, 6 de abril de 2013

¿QUÉ TAN VIABLE ES QUE LAS FARC HAGAN POLÍTICA?


El proceso de paz que comenzó con el anuncio del presidente Juan Manuel Santos en agosto del 2012 entre el gobierno y las Farc es visto con un optimismo moderado en el país. La agenda de diálogo incluye temas complicados como la reforma agraria que se viene discutiendo en La Habana, pero tal vez el que más ampolla levanta y que será el siguiente en ser puesto sobre la mesa es la posible participación en política de las Farc, en caso de que se diera su desmovilización. 

Las opiniones son variadas. Hay quienes no conciben a un exguerrillero sentado en el Congreso y hay otros que, en pro de la tan esquiva paz, no le ponen trabas al asunto. Por eso, las dos partes le pidieron en un comunicado a la Oficina de la Organización de Naciones Unidas en Colombia y al Centro de Pensamiento para la Paz de la Universidad Nacional que convoquen en abril a la ciudadanía en general a un foro social sobre participación política. Sin embargo, antes de emitir un juicio hay que evaluar qué tan viable es la entrada oficial de las Farc a la escena política en los contextos actuales colombianos. 

Ambiente general

 El Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de la paz contempla entre otros temas, la participación política como segundo punto y la reparación a las víctimas del conflicto armado en quinto lugar. Si bien la idea de Gobierno y Farc es abordar el diálogo por partes, estos dos asuntos están íntimamente relacionados. Es preciso que los derechos y garantías para el ejercicio político contemplen también medidas efectivas para resarcir a las víctimas y asegurar la primacía de los Derechos Humanos.

Por otro lado, y pese al relativo optimismo en torno al proceso de paz, hay factores adversos que no pueden desconocerse. La negativa de los sectores tradicionales que detentan el poder en el país, el descontento de la extrema derecha, el temor de que se repita el exterminio de la Unión Patriótica y la debilidad de la izquierda colombiana -en tanto que le cuesta llegar a acuerdos y mantenerlos-; son apenas los primeros obstáculos que tendría la posible participación de las Farc en política, sin contar que dentro de las propias filas del grupo guerrillero no hay un concenso al respecto. 

De otro lado, persiste la duda sobre el partido que le serviría a las Farc de plataforma. Entre los más mencionados, incluso por el mismo Iván Márquez, están la UP, la Marcha Patriótica, el Partido Comunista Clandestino de Colombia y el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, también clandestino. 

Según Gonzalo Medina, magister en Ciencia Política, la participación política de las Farc genera especial hostilidad entre los diferentes sectores (político, militar, civil). “En cuanto a esto el temor que existe es que la experiencia nefasta de la UP en los años 80 se repita”, dice, y agrega que el acuerdo de Belisario Betancur con las Farc no dista tanto del iniciado por Juan Manuel Santos. “Finalmente es el gobierno intentando acordar con la misma guerrilla”. 

Constituyente

En reiteradas ocasiones las Farc han abogado por una Asamblea Nacional Constituyente como mecanismo para la modernización y actualización política del país. “Creemos que el pueblo tiene más fuerza y legitimidad que el poder constituido”, afirmó Márquez, en entrevista con María Jimena Duzán en la revista Semana. Al Gobierno no le suena la iniciativa de embarcarse en una Constituyente, pero en cambio, otro sector totalmente opuesto a las Farc, el uribismo, sí ha estado interesado. 

Para el uribista “purasangre” y precandidato presidencial por el Centro Democrático Juan Carlos Vélez –que presentó un proyecto de ley para reformar la justica a través de una Constituyente- no hay ningún problema sentarse al lado de las Farc en una hipotética Asamblea Nacional Constituyente en “donde participemos todos en igualdad de condiciones”. 

El Gobierno argumenta que la actual Constitución brinda garantías para una paz duradera, pues fue realizada junto con un grupo subversivo en proceso de paz (M-19) y para ello, precisamente, fue establecido en el 2012 el marco jurídico para la paz. Convocar una Asamblea Nacional Constituyente en el ambiente actual sería abrir una caja de Pandora en la que se empieza con un fin claro pero el desenlace es impredecible. 

Partidos y sistema electoral

 Otro interrogante esencial es el que se pregunta qué tan real puede ser esa posible participación política de las Farc en un país en el que la izquierda es minoría, al punto que el Polo, su partido más representativo, tiene amenazada su personería jurídica de no alcanzar un umbral electoral en las próximas elecciones legislativas. En ese orden, el senador Vélez supone que “el gobierno creará una suscripción especial de paz en el Senado y la Cámara para otorgar curules especiales a las Farc en las que el umbral no importaría”. 

También afirma, asumiendo la vocería del uribismo: “estamos de acuerdo con que las Farc estén en el Congreso siempre y cuando sus representantes no hayan cometido crímenes de lesa humanidad”, condición que contempla el marco jurídico para la paz, en el que no se restringe la participación en política de quienes estén acusados de delitos políticos. 

Todo esto depende, claro está, de cómo avancen las negociaciones que se reanudarán en la tercera semana de abril en La Habana.

Por: Santiago Castro, Carolina Saldarriaga y Jaime Flórez 
Para De La Urbe

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